¿Por qué nos hacemos selfies? Rompiendo el mito del egocentrismo y el narcisismo

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Hoy es el Día Internacional del Selfie, determinado el mismo día que el solsticio de verano y el Día de la Música. Podríamos sospechar que esta coincidencia no es mera casualidad, puesto que posiblemente es en el verano donde se incrementan el número de selfies. Pero, ¿con qué objetivo se comparten? El selfie es una forma de expresión ya integrada en la cotidianeidad. ¿Qué prejuicios y significados tenemos asociados a los selfies en el imaginario colectivo?

Es común que se considere una forma de expresión propia de las personas narcisistas o egocéntricas, cuyo objetivo no es más que perpetuar como un eco la idea de su «Yo». ¿Por qué otorgamos esta categoría a este comportamiento? Como si las pantallas, los objetivos de las cámaras y la nube, fueran la representación digital del lago donde Narciso se ahogó. Un mito que podría verse reflejado el individuo postmoderno, un ser enamorado de si mismo o con el deseo de enamorarse. Una visión que representó Gilles Lipovetsky en La era del vacío: «Narciso ya no está inmovilizado en su imagen fija, no hay ni imagen, nada más que la búsqueda interminable de Sí mismo». Esta es una de las concepciones más comunes acerca del selfie, como si todo aquel/lla que compartiera uno, estuviera abocado al objetivo de alimentar el ego. ¿De dónde proviene esa relación? ¿Qué otras maneras existen de definirlo y cómo se representan? ¿Por qué nos hacemos selfies? ¿Qué necesidad está cubriendo esta acción?

«La gente no se hace selfies para venderse a sí misma,
se hace selfies para compartirse a sí misma»
Elisenda Ardèvol — Mediaccions UOC

Tras estos interrogantes, quisimos entrevistar Elisenda Ardèvol, profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC y del Grupo Mediaccions, cuya investigación se ha centrado recientemente en el análisis de comportamiento sobre las personas y los selfies. Esta entrevista nos ha roto el mito asociativo del narcisismo y el egocentrismo, y pone en el plano digital la persona. Las pantallas dejan de ser un mecanismo para reflejarse y se convierten en el canal para compartirse a uno mismo, como una forma de comunicación más dentro del conjunto de objetivos que puede existir en las formas de expresión. En esta entrevista conocemos de dónde proviene esta asociación, cuáles son los mecanismos principales que nos llevan a usar esta forma de expresión canónica y una mirada más antropológica de la comunicación digital y el «Yo».